Se desconoce el nacimiento de la danza, pero estamos seguros que fue en algún momento de la prehistoria donde los humanos sintieron la necesidad de conectarse con su ser místico y con el cosmos. La danza en la prehistoria contribuyó a forjar comunidades más unidas y en la elaboración de rituales que ayudaban a las tribus a comunicarse con su estado religioso y a celebrar momentos importantes en sus vidas como la fecundidad, caza, matrimonio y muerte, también propiciar algún cambio, y pedir por lluvia y abundancia
El corazón fue el primer sonido que le dio la cadencia al baile, los movimientos y la respiración lograron armonizar en su conjunto una serie de movimientos que se convirtió en una danza general. Después vinieron los tambores, se acompañó de los cantos, y así, la danza se tornó en una inevitable forma de expresión y de unión.
Mediante danzas de imitación o de abstracción los humanos caían en trance y así se comunicaban mejor con el “espíritu”. Las creencias y desarrollo de estas manifestaciones artísticas llámese pintura, canto, música o baile se debía al interés de entender y explicarse los fenómenos naturales.